El sábado 7 de mayo se concentró en Madrid el colectivo cazador para reivindicar dignidad y respeto hacia su actividad (1).
Que un colectivo como el de los cazadores se manifieste para exigir algo sorprende, pues su actividad es legal, recibe subvenciones públicas y entre sus filas campan altos políticos de reconocido prestigio, gente de la farándula, taurinos, ejecutores de galgos, homicidas de ciclistas y senderistas, presidiarios corruptos, etc.
Exigen dignidad. Dignidad para una
actividad ancestral, como dicen ellos. Ancestral como la esclavitud, el
racismo, sexismo y en general la tradicional explotación del fuerte
sobre el débil. Actividades nacidas en un contexto histórico que carecía
de madurez ética. En una cueva del paleolítico medio la caza tiene un
contexto propicio. En la actualidad, es más que discutible.
Exigen
dignidad. Dignidad para una actividad ancestral, como dicen ellos.
Ancestral como la esclavitud, el racismo, sexismo y en general la
tradicional explotación del fuerte sobre el débil
Conforme una sociedad se empapa de los
valores que alimentan la Justicia: libertad, equidad, consideración,
etc. se vuelve más intolerante hacia actitudes y actos como el racismo,
el machismo, la caza, la homofobia o la tauromaquia, etc.
Es el resultado de la evolución social. Por eso hoy día no asistimos a
peleas de gladiadores, se condena al pederasta, se persigue al
maltratador machista y criticamos al cazador o taurino. En consecuencia,
colectivos como el de los cazadores se sienten amenazados y ven la
necesidad de manifestarse para exigir respeto. No quieren ser tachados
de matarifes, aunque sus actos muestren lo contrario. No olvidemos que un cazador es un individuo que mata por placer, de lo contrario podría dedicarse a otras actividades como el tiro al plato, el IPSC (Tiro práctico), Airsoft, etc.
Que los cazadores muestren preocupación y se manifiesten por su dignidad es un triunfo de la Justicia y evidencia su lento pero continuo declive.
Por ese motivo, administraciones como la de Castilla y León destina
parte de sus presupuestos públicos a fomentar la caza en los colegios.
Desde los años 90 el número de licencias de caza ha pasado del casi
millón y medio a menos de 800.000.
¿Cómo debe de contemplar la sociedad a
este grupo de sujetos reivindicando su derecho a torturar y aniquilar
animales? Con esperanza.
Su debilidad es la medida de nuestra
fuerza, de hecho, su debilidad es fruto de nuestra capacidad para tomar
conciencia de que el trato que dispensan a los animales no humanos es
aberrante. Pero también nos recuerda que estos colectivos
decadentes, como el taurino, poseen el apoyo de las castas reaccionarias
y tradicionales, que aún clavan sus dedos en la alta política y
administración.
Es nuestro deber seguir expandiendo en la
sociedad valores de respeto, empatía y consideración hacia los animales
y además, debemos acelerar el final de la caza elevando la voz de los
que no la tienen allí donde se toman las decisiones: el Parlamento.
Juan R. Arriaz
Fuente: PACMA
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Un aullido menos en la sierra riojana
“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.