Las palabras tienen un gran poder, tanto sobre
nosotros mismos, como sobre los demás.
Cada una de ellas tiene una gran carga energética,
el tipo de energía que podemos transmitir depende del uso que le demos.
Ellas pueden sanar en el momento oportuno cuando
alguien necesita esas palabras que tú le ofreces, y no hablo de sanar físicamente,
que está demostrado que también ayudan, hablo de sanar mentalmente,
espiritualmente.
Hay momentos en que necesitamos de unas
palabras y casi como por casualidad, llega esa persona que nos las ofrece. Nos
ha sanado, nos ha ayudado en ese momento de pena o confusión que tenemos.
Pero también pueden herir, matar.
Nuestras palabras tienen más poder del que podemos
pensar.
Con ellas podemos hundir a alguien o podemos
animarle en esos malos momentos.
Así que sé responsable con tus palabras
Valora tus palabras y recuerda que siempre estas
transmitiendo una energía al hablar, depende de nosotros que tipo de energía
transmitiremos.
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Un libro de sabiduría tolteca
Hace miles de años
los toltecas eran conocidos en todo el sur de México como «mujeres y hombres de
conocimiento». Los antropólogos han definido a los toltecas como una nación o
una raza, pero, de hecho, eran científicos y artistas que formaron una sociedad
para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus
antepasados.
La conquista
europea, unida a un agresivo abuso del poder personal por parte de algunos
aprendices, hizo que los naguales se vieran forzados a esconder su sabiduría
ancestral y a mantener su existencia en la oscuridad. Por fortuna, el
conocimiento esotérico tolteca fue conservado y transmitido de una generación a
otra por distintos linajes de naguales.
Ahora, el doctor
Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los Guerreros del Águila, comparte con
nosotros las profundas enseñanzas de los toltecas.
«No hay razón para
sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. Si
observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón
válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad.
La única razón por
la que eres feliz es porque tú decides ser feliz. La felicidad es una elección,
como también lo es el sufrimiento».
Dr. Miguel Ruiz
“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.