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Algo mío



domingo, 9 de febrero de 2014

El miedo es el mejor aliado del poder

La geopolítica del miedo: Todo sea por “la seguridad nacional” y enemigos por todas partes 


El miedo se produce por un sentimiento de inquietud causado por un peligro real o imaginario, y acaba consolidándose como una sensación de inseguridad que, desde lo individual, se vuelve colectiva. Así, el miedo de una sociedad es el estado de inseguridad.

Y, ¿quién protege a la sociedad? Los gobernantes. De ellos depende la seguridad de las personas, siempre y cuando haya algún temor que las inquiete o preocupe. Con ausencia de miedo, el individuo no necesita ser protegido por nadie. Y eso no conviene a los gobernantes.
A través de la historia, todas las instituciones que han tenido el poder han utilizado el miedo para conseguir sus objetivos: las instituciones religiosas con el pecado (el premio y el castigo), las instituciones políticas con el delito (lo correcto y lo incorrecto), las instituciones educativas con el saber (lo apropiado y lo inapropiado), las instituciones económicas con el trabajo (lo productivo y lo improductivo), y así varios ejemplos. Una vez el sistema se acepta como correcto, el individuo tiene miedo a ser improductivo, a hacer algo inapropiado, a ser castigado, etc.
Con la creación de las leyes, que determinan el bien y el mal, aparecen los enemigos. Enemigo es todo aquel opositor que se cuestione el sistema establecido, y puede estar dentro del sistema o fuera. Para el enemigo interno existen las leyes, para el enemigo externo, la guerra.
El concepto de enemigo justifica la existencia de los defensores del sistema. Existiendo un enemigo (aunque sea potencial), tiene que existir un ejército. Según la lógica del sistema y de la política del miedo, el enemigo interno quiere derrotar a los poderes acabando con el sistema, mientras que el enemigo exterior tiene como objetivo invadir.
En el escenario mundial actual, hemos asistido al nacimiento de un “enemigo global”, el terrorismo, que actúa violentamente reivindicando sus causas particulares. La imposibilidad de previsión o control sobre este enemigo (que no tiene nacionalidad), inquieta a la sociedad, no ya de un país concreto, sino de todo el mundo.

Todo empieza con....



Todo empieza con un derrumbe

Aunque la famosa caída del muro de Berlín es posiblemente el derrumbe más famoso de la Historia, y fue un hecho decisivo para el desarrollo del orden mundial político, económico, cultural, militar y social que vivimos hoy en día, no es este derrumbe el que inicia la dinámica de la desconocida geopolítica del miedo. Este concepto, novedoso para muchos, refleja muy bien cómo funciona el mundo actualmente.
La caída del Muro de Berlín sirvió para consolidar a Occidente como referente del modelo político y económico perfecto. A partir de este momento histórico (la desaparición del bloque comunista o, al menos, de su fuerza geopolítica), la primera potencia mundial, Estados Unidos, y sus seguidores (los países occidentales), no tenían un enemigo poderoso que les hiciera frente política, económica o militarmente. Así pues, se afirmó la supremacía occidental, encabezada por Estados Unidos.
La consolidación del modelo occidental significa “el fin de la Historia”, según el politólogo Francis Fukuyama, quien asegura que con este proceso hemos asistido a “el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final del gobierno humano”. Una reflexión que merece ser leída dos veces.
La geopolítica del miedo, que nace precisamente en el corazón de Occidente, está más relacionada sin embargo con otro derrumbe mucho más reciente que el del Muro del Berlín: el ataque a las Torres Gemelas, el 11 de Septiembre de 2001.
Este acontecimiento fue retransmitido por todo el mundo, y los medios de comunicación lo publicaron como si el terrorismo fuera una amenaza que se había extendido globalmente. Las torres en llamas y los impactos de los aviones se pudieron ver repetidos durante semanas, clavándose en los ojos de las personas, que jamás olvidarían aquel momento. Inmediatamente después de los ataques, el Gobierno estadounidense, que asumió que la seguridad nacional estaba seriamente amenazada, comenzó una guerra contra el terrorismo a escala internacional.
Según algunos autores, el 11 de Septiembre tuvo un efecto positivo, ya que permitió dimensionar los peligros globales, como el terrorismo internacional, propiciando una mayor cooperación entre los países (Beck, U. 2002). Para otros, el papel de “policía global” que había adoptado Estados Unidos y las medidas de seguridad que ponía en marcha, como la Guerra de Irak (2003-2011), suponían acciones e intervenciones ilegítimas a favor de la seguridad nacional (Todorov, T. 2008).
El 9/11 ha sido posiblemente el día más importante del S.XXI. Sirvió para determinar el orden mundial actual, que se ha perpetrado mediante una inteligente estrategia politico-militar por parte de Estados Unidos y sus aliados. A partir de ese momento, portar la bandera en defensa de la seguridad y la paz justifica cualquier acción, aunque sea bélica. Conceptos como “seguridad nacional”, “guerra de prevención”, “doctrina del shock” o “terrorismo internacional” sustentan la teoría de la geopolítica del miedo.

Todo sea por “la seguridad nacional”

Es uno de los mantras del Gobierno de Estados Unidos. La seguridad nacional está presente en todos los discursos oficiales y se ha instalado en las cabezas de los ciudadanos, que están convencidos de que hay un enemigo que pretende atacarles.
Si en el S.XX el enemigo de la seguridad nacional estadounidense eran “los comunistas”, en este S.XXI el principal enemigo es el mundo islámico. A partir de este momento, cualquier acción contra “el enemigo” está justificada porque “está en peligro la seguridad nacional”.
De esta manera, la invasión de Afganistán queda justificada por los ataques a las Torres Gemelas, o la invasión de Irak por el potencial peligro que supone el régimen iraquí para la seguridad nacional de Estados Unidos.

La defensa de la seguridad nacional acaba legitimando la toma del poder por parte de las fuerzas armadas y la violación sistemática de los derechos humanos. Las guerras que buscan la seguridad y la paz
Mediante la expansión del miedo, impulsada por la necesidad de tener siempre un enemigos, se ha conseguido que gran parte de la población occidental esté excesivamente atemorizada por la amenaza terrorista. Así, ha crecido un odio hacia ciertos grupos étnicos y determinados países que difícilmente va a poder ser superado.
A través de mentiras y constantes ataques mediáticos, la sociedad occidental ha interiorizado el mensaje que, desde el poder, se quería transmitir: Venezuela es mala. Irán es malo. Los musulmanes son sospechosos. Hay que aumentar el gasto militar. Hay que estar preparados. Lo más importante es la seguridad nacional. Estamos en peligro. Cuba es mala. Corea del Norte nos quiere aniquilar. Hay que intervenir en Afganistán. Hay que intervenir en Libia. Hay que intervenir en Siria. Hay que tener más armamento que el enemigo. Debemos combatir el Eje del Mal… etc.
Como dijo Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Y así funciona la política del miedo, que, además, consigue su objetivo al promover el odio en su país y también en el país enemigo

El odio es la chispa que enciende los conflictos bélicos. ¿A quién puede interesar que exista odio en el mundo? ¿Quién sale ganando cuando hay una guerra? Más adelante lo analizamos.
Mediante las artes de la política del miedo no sólo se consigue convencer a la población de que es necesario entrar en guerra con tal país o invadir cierto territorio. Con el miedo, los gobernantes alcanzan también sus objetivos políticos y económicos. Si un gobierno quiere que la población apoye una decisión política, lo mejor es hacer creer a las personas que esa decisión es la correcta. Y, ¿cómo se consigue eso? Difundiendo la idea de que no tomar esa decisión es incorrecto, inapropiado, catastrófico, inquietante, terrorífico.

La política del miedo en España

En España, un claro ejemplo de cómo funciona la política del miedo fue el ya célebre Referéndum sobre la OTAN, realizado en Marzo de 1986, en el que se preguntaba a la sociedad española sobre la permanencia de España en la OTAN, a la que pertenecía desde Mayo de 1982.
En este acontecimiento se pudo asistir a dos prácticas muy utilizadas en la política: el cambio de discurso y la manipulación de la opinión pública a través del miedo. El cambio de discurso se pudo observar de manera muy evidente. Antes de entrar en el Gobierno, el PSOE se había manifestado en contra de la permanencia en la OTAN, usando el eslogan “OTAN, de entrada no”. En cuanto estuvo en el poder, esa posición cambió.
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"El marketing del miedo" Miguel Jara  (Periodismo Alternativo)
Miguel Jara habla sin tapujos sobre sus investigaciones

"Se mete miedo a la población para luego venderle remedios"


¿Qué es eso del marketing del miedo?  
¿Cómo producen el miedo?
Pero no existe buen marketing sin los medios de comunicación, ¿qué intereses pueden tener los medios? 
* Palabras al Aire

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(tomada de Cicerón). Nicolás Avellaneda
¿Y porqué no puede existir un mundo en PAZ?

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Nos falta tener más unión, más amor,
recuperar esa humanidad que hemos perdido,
y sobre todo mucha más humildad!!
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