La tortura ni es cultura ni tiene nada que ver con una humanidad HUMANA!!!!
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¿Qué país lleno de complejos es el nuestro? ¿Qué país lleno de sinsentidos castiga con penas de cárcel a la persona que haga daño a un animal doméstico y sin embargo mira para otro lado a los que torturan hasta la muerte a un toro? ¿En qué país de la Europa del siglo XXI –en la que hace mucho que se dejaron de quemar brujas, lanzar cristianos a los leones y cortar cabezas de infieles- se considera cultura y tradición que cientos de seres humanos se diviertan torturando a un animal?
Sólo en España.
Hasta 2002 no se prohibió tirar cabras del campanario de Manganeses de la Polvorosa, Zamora. El artículo 377 del Código Penal español tipifica como delito de maltrato animal “el que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud, será castigado con la pena de tres meses a un año de prisión”.
Porque, claro, nos parecen una salvajada las peleas de perros, y por eso están prohibidas y son ilegales, pero nadie se atreve a meter mano en determinados festejos tradicionales. Sólo nos atrevemos a proteger a nuestros amiguitos domésticos, a nuestras mascotas de compañía, a los animales que hemos amansado. Por eso está prohibido tirar cabras desde los campanarios (en Manganeses de la Polvorosa, Zamora, se prohibió hace sólo 12 años) pero no torturar a toros.
#MarcaEspaña
Torturamos toros… y gallos. Aunque pasan mucho más desapercibidas, en nuestro país las peleas de gallos están permitidas en Canarias y Andalucía,
por decisión de sus parlamentos autonómicos, en aquellas localidades
donde se hayan ido celebrando tradicionalmente. Ver a un animal
destrozar a otro se considera deporte. Vean, y opinen por ustedes
mismos.
¿Se imaginan una fiesta popular que consistiera en soltar a gatos por las calles de un pueblo y dejar que cientos de personas los persiguieran clavándoles lanzas hasta llevarlos a una muerte agónica? O perros. O tortugas. O –por ponernos en animales grandes y peligrosos- tigres o leones. Venga, vámonos al Zoo a lancear a los bichos de las jaulas de los predadores africanos. Que así demostramos que somos supervalientes y superespañoles y superamantesdelastradiciones.
La sinrazón llega hasta tal punto que el Parlament de Cataluña prohibió las corridas de toros en la plaza pero no se atrevió a tocar -¡no vayamos a enfadar a nuestros votantes!- los bous al carrer de las tierras del Ebro, festejos en los que los toros sufren, entre otras muchas cosas, con bolas de fuego atadas a sus astas o siendo arrastrados por toda la localidad:
Entre las muchas opiniones defendiendo al Toro de la Vega, es significativa la del analista forense Javier Durán, que en una tertulia televisiva dijo que en Mozambique los cocodrilos también se comen a personas y no pasa nada. Que cómo uno no va a ser antianimalista si en Mozambique "los leones, los cocodrilos y los hipopótamos mataban todos los días personas". Claro, porque matar para comer o para defenderse de una amenaza es lo mismo que matar por el placer de matar, por la diversión de matar”.
Vivimos en un país en el que algunos consideran que torturar un animal es un derecho avalado por las tradiciones. Igual deberíamos empezar a cambiar las cosas.
De Carme Chaparro
Fuente: noticias.yahoo.com/blogs/
“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.
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