Palabras al Aire: Un perro muerto... no más...

martes, 11 de marzo de 2014

Un perro muerto... no más...

DE PIE FRENTE AL ANÁLISIS

Nuestra falta de humanidad se revela en tantas cosas que es innumerable su mención, desde guerras a gritos que sabemos que lastiman, todo un arco de miserias.

Soy un perro solitario, sé lo que es serlo, de ahí mi nombre, por más amigos que tenga, nací desnudo, desnudo se va nuestro último día.

Quienes maltratan animales domésticos debieran ser juzgados, castigados, reeducados, y no estoy ignorando aquellos animales que nos sirven para alimentarnos, de los cuales quiero averiguar las cantidades que se matan por día en el mundo, sé que ese dato me va a asombrar y me va a hacer sentir algo perverso, la vida tiene esos aspectos, como las muertes transcurren ordenadamente en mataderos, con pocos testigos, sin que nuestros ojos se envenenen para que no nos remuerda la chuleta que masticamos, contentos, jugosa de sangre.

No entiendo a la gente que abandona a los perros y a los gatos, menos a quienes los condenan a vivir de forma infame, solos en un departamento, peor aún, en un balcón, atados en un jardín, paleados si no cumplen con los caprichos humanos.

Perros muertos en las rutas durmiendo en una cama de sangre, pisados y repisados, porque como los miserables, no tuvieron suerte de vientre ni nadie que los apañe.

Los perros y gatos nos llenan de amor, son los animales que sacrifican su forma natural de vivir por compartir nuestra vida, se merecen mucho, un animal doméstico trae alegría a los hogares generando una mejor convivencia, nos alegran, nos conmueven con su simpatía, su noble apego, el cariño que si los sabemos amar nos manifiestan.

Si estás solo, apenado, podés tenerlo bien, adoptá uno, son tan increíbles que hasta son un medio por el cual se rehabilitan ancianos, enfermos con accidentes cerebrales o enfermos de pena, ellos con su bondad, han de curar tus heridas, las cicatrices evidentes y las secretas.

Ricardo Marcenaro