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Algo mío



jueves, 30 de enero de 2014

ARRUÍ: ¿SÍ O NO?.

Debo confesarles que con el arruí (Ammotragus lervia) tengo sentimientos encontrados, ya que nunca he terminado de tener clara su introducción en España. Creo, sinceramente, que no estaba justificada, al menos atendiendo a la posibilidad de recuperar otras especies autóctonas de ungulados en las áreas de suelta que habrían cubierto el nicho desocupado.
Pero una vez llevada a cabo la operación, y tras haberse aclimatado perfectamente a nuestra tierra después de cuarenta años, contándose ya en más de un millar sus efectivos, se abren numerosos interrogantes que ya no tienen una respuesta tan sencilla.
 
El post de hoy va a tratar sobre esta especie alóctona, a partir de la noticia surgida días atrás que pone de manifiesto la intención de la Generalitat Valenciana de erradicar la especie en los parques naturales del Carrascal de la Font Roja (Alicante) y la Serra de Mariola (Valencia-Alicante), además de controlar sus poblaciones en el resto de la provincia de Alicante.
Quizás al final de la lectura puedan darme su opinión personal, para ayudarme en la tarea sobre cómo considerar la presencia por nuestras tierras de quien, no por foráneo, resulta menos imponente y bello animal.

Arruí o Muflón del Atlas (Ammotragus lervia).
El arruí es un caprínido norteafricano de gran tamaño (hasta 130 kgs.) cuya apariencia externa, a primera vista, puede recordar la de un muflón, sobre todo por la cuerna, pese a estar más emparentado con las cabras. 
Habita en poblaciones fragmentadas por varios países norteafricanos, desde Marruecos hasta Egipto, y de Argelia hasta el Chad y el Sudán, casi siempre en zonas rocosas desérticas o esteparias, aunque también se le encuentra en los bosques mediterráneos y altimontanos de la gran Cordillera del Atlas.

Este ungulado generalista se alimenta de hierbas, arbustos y ramillas de pequeños árboles a las que pueda dar alcance, soportando bien la escasez de agua.

La población total actual en sus países de origen se estima entre 5.000 y 10.000 ejemplares, observándose en las últimas décadas un descenso muy notable atribuido a la competencia con el ganado doméstico y la caza, por lo que ha sido considerada bajo el criterio de vulnerable por la UICN.
 
Sus principales depredadores en esos territorios se encuentran hoy prácticamente extintos, pues eran el león y el leopardo de Berbería. Ocasionalmente algunos ejemplares (recentales) caen en las fauces de perros asilvestrados, hienas rayadas, chacales y caracales o en las garras del águila real norteafricana.
 
Sin embargo, se da la extraña circunstancia de que este animal aumenta sus poblaciones a ritmo vertiginoso allí donde fue introducido, rompiendo la tendencia a la desaparición.
A principios de siglo fue llevado hasta el suroeste de los Estados Unidos, para que criara en libertad y sirviera como pieza de caza mayor. Tiempo después llegó hasta el norte de México.
 
En España se llevó a cabo su introducción en 1970 en Sierra Espuña (Murcia), a partir de ejemplares procedentes de zoos de Marruecos y Alemania. También se liberó en la isla canaria de La Palma, donde viven unos cientos de ejemplares que ponen en grave peligro el acotado y delicado medio insular, que nunca habitó ningún ungulado.
El criterio para su introducción en España (la única de la especie que ha tenido éxito en Europa) estuvo motivado por fines puramente cinegéticos, para dotar a cierta área del sureste, muy castigada por la desertización y la transformación antrópica del medio, de una especie que se acoplara bien a la aridez, generando así un nuevo componente que sirviera de aliciente a la caza mayor del territorio.
 
Con el paso de los años, y sin predadores como el lobo, el arruí se ha extendido desde Sierra Espuña a buena parte de las provincias de Murcia y  Almería, y alguna zona de Granada, Albacete y Jaén. 
 
A partir de dos escapes en fincas de la provincia de Alicante (Peñarroya y Aitana), el muflón del Atlas ha colonizado también la práctica totalidad de la provincia, y una pequeña franja del sur de Valencia.
Sierra del Molino en Calasparra (Murcia), tipo de hábitat colonizado por el arruí.
Existen además pequeñas poblaciones en áreas de Ciudad Real, Cáceres y Badajoz, pues como digo ha sido llevado con posterioridad a otras fincas de caza.
En Alicante la especie es hoy en día muy apreciada por el colectivo de cazadores, pues más allá de la belleza que otorga a la montaña como especie salvaje, o la emoción que al parecer suscita su caza en quienes la practican, genera una serie de ingresos económicos nada despreciables.

¿Dónde radica pues el problema?, ¿acaso lo hay?.

Bien, dos son los motivos fundamentales que se esgrimen a la hora de considerar el control, cuando no la erradicación total de la especie en nuestro país.
El primero de ellos es una supuesta posible competencia con otras especies autóctonas, haciéndose especial hincapié en el caso de la cabra hispánica, con quien seguro convive ya en algunos enclaves como Cazorla, Segura y Alcaraz, y de quien se dice que es la mitad de prolífica que el muflón del Atlas.
 
Sin embargo, la competencia por los recursos en un mismo territorio no está demostrada a día de hoy de forma definitiva, puesto que no existe ningún estudio científico determinante que avale esta sentencia. Más bien al contrario, el estudio de Acevedo, Cassinello, et al. (2007) concluye que no parece haber competencia por los recursos entre las mismas puesto que el área de ocupación principalmente favorable para una es secundaria para la otra.
 
No obstante, varias asociaciones ejercen presión para que una especie considerada “invasora” (ojo, porque la hemos traído oficialmente desde la Administración pertinente en su momento, para liberarla en el medio,  y la hemos dejado hacer, digo yo…) sea definitivamente erradicada a no mucho tardar, aunque siempre le queda la duda a uno de qué habrá como telón de fondo en la cuestión, si acaso no vendrá ésta bastante influenciada por un marcado encono de ciertos colectivos (ecologistas y agricultores) hacia el ejercicio de la práctica cinegética.

Y es que el segundo motivo es la amenaza que podría suponer para la flora endémica de ciertas serranías del sureste.
Machos en reposo.
Con todo, me hago la siguiente reflexión a modo de preguntas.
¿Acaso no están y han estado afectando a lo largo de la historia a las especies autóctonas del país, vegetales y animales, en esas y otras zonas, las ovejas, cabras y vacas domésticas, muchísimo más abundantes, contadas por centenares de miles de ejemplares? ¿Acaso se erradican?.
¿Estaremos salvando sin saberlo a esta especie de una extinción a medio o largo plazo en sus zonas de origen?
¿No actúan estos animales como desbrozadores naturales, sustituyendo a una ganadería cada vez más inexistente,  reduciendo así el riesgo de incendios?.
¿En caso de llevar adelante su exterminio, habría un plan decidido por parte de la Administración o por parte de quienes solicitan su erradicación para llevar cabras hispánicas, muflones, ciervos, gamos y corzos a las áreas donde actualmente habita el arruí, o más bien seguiríamos como hasta el presente, viéndolas venir sin que lleguen si no es a través de iniciativas cinegéticas?.
 
Porque cabe recordar que la inmensa mayoría de la Región de Murcia, y la provincia de Alicante, fueron hasta hace bien poco el feudo de la cabra hispánica, el ciervo y el corzo, y sin embargo, durante el pasado siglo, jamás ha habido iniciativas de restitución de las especies en estas áreas. No existe la cabra hispánica en Serra de Mariola, ni en Aitana, ni prácticamente en la provincia de Alicante, falta en la mayor parte de Murcia, y lo mismo ocurre con el ciervo, el gamo o el corzo.
 
Qué podemos esperar de un país que ni siquiera devuelve la cabra montés al Pirineo, donde recientemente la ha dejado desaparecer con total desvergüenza…
 
Miren, yo soy partidario de restablecer las especies autóctonas en los territorios donde desaparecieron, y ya conocen cuál sería mi criterio, no limitarse a cuando nos conviene, por comodidad, a unos cientos de años, sino ver las causas de la extinción y no retorno de las mismas en una escala temporal mayor, que habla de milenios, cuando se daba el último período climático similar al actual, el Interglaciar Riss-Würm de hace 125.000 años que en España se alargó prácticamente hasta bien entrada la Glaciación, entre 70.000 y 30.000 años atrás.
 
Es el famoso Rewilding Ibérico de que tanto hablo en el blog.
Buscaría incluso aquellas especies similares del género que puedan suplir el nicho ecológico de las extintas.
Por tanto, desde este planteamiento, el arruí no tendría cabida  puesto que su nicho quedaría ya cubierto por cabras y muflones, que sí habitaron la Península, haya o no haya competencia entre ellos.
Pero, como les digo, el mal, si se puede considerar así, ya está hecho.
¿Qué hacer entonces?
Distribución del arruí en España.
También les hablé sobre ello en una entrada de este mismo blog :
 
donde comento los criterios sobre lo autóctono y la necesidad de andar con mucho ojo con la fauna invasora y potencialmente dañina, pese a que vamos a tener que lidiar con ella por la propia dinámica de nuestra actuación humana en este mundo global.

No podemos olvidar otros criterios, quizás no imperantes en la actualidad, pero que dan mucho que pensar. 
 
Un buen ejemplo nos lo ofreció Yurakuna, lector y comentarista del blog, que nos dejó un interesantísimo enlace a un trabajado artículo de su blog, además de su opinión en ETQO a modo de comentario, en la entrada: 
 
Me parece, sin embargo, que tenemos un poco tendencia a olvidarnos que el futuro podría ser muy diferente del pasado. Nuestro mundo sufre actualmente un proceso de calentamiento que podría retrotraernos a condiciones climáticas muy anteriores a las del Cuaternario. Imaginar el futuro se convierte, en un mundo que sufre cambios acelerados, en un ejercicio sumamente difícil y aleatorio.”
 
“Hablando de "cabras", ahí tenemos en el SE de la Península al arruí, en plena expansión. Los naturalistas lo pintan como el demonio. No es autóctono y se le acusa de competir con la cabra montés aunque, de momento, no he visto que nadie lo haya demostrado claramente. El arruí es una cabra más propia de climas áridos, particularmente adaptada a las condiciones de sequía de muchas sierras en las que la cabra montés no se aventura. Imaginemos que dentro de 100 años las temperaturas hayan subido todo lo que se espera y que los pisos de vegetación suban los 1000 metros que esto supone.
“¿Cuál de esas cabras será la mejor adaptada al clima de nuestro país?”.
“Con paradojas como ésta probablemente tendremos que lidiar muy a menudo en el futuro. Los naturalistas españoles haríamos bien en ser más pragmáticos y menos "autoctonistas" si no queremos que nuestros esfuerzos resulten, a la larga, totalmente improductivos...”.

Éste es el post de su blog Yurakuna.net

Qué quieren que les diga, la verdad es que me quedo con la sensación de no haber avanzado mucho, sigo teniendo dudas sobre la presencia del arruí en nuestro país, así que, ¡espero sus opiniones al respecto!.

“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.
  Debe ser ley porque es justa”

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