A menudo anhelamos realizar nuestros sueños, necesitamos
sentirnos útiles, parte de una sociedad
de la que esperamos mejore día a día.
Hoy en día, y no quiero ser pesimista, la sociedad que yo
conozco en su mayoría, y hablo en general, es totalmente hipócrita, falsa, me
incluyo en ella porque también participo de ella, y no soy una excepción.
Tristemente esperamos que haya algo que cambie, algo que nos
ayude a mejorar, que nos empuje hacia algo mejor, pero la mayoría de las veces
creemos que lo que nos va a ayudar es el dinero, las comodidades, una posición
mejor en el trabajo, etc. etc. Y día a
día vemos que eso no sucede, que seguimos igual, o peor, que el día anterior,
quizás porque olvidamos que lo que tenemos que mejorar realmente es nuestra
persona, nuestro ser, nuestro interior, compartir más, evitar caer en la trampa
del consumismo por consumir, buscar momentos para el placer de estar con las
personas que queremos, que estimamos, e
incluso momentos para nosotros mismos, para la soledad, para sentir lo que
realmente somos, lo que hay en nuestro interior.
El famoso refrán que nos aconseja; “No vivas en el pasado, ni en el futuro, sino disfruta del momento,
del ahora” esas famosas palabras
son totalmente reales y sólo nos damos cuenta de ello cuando en nuestra vida
perdemos algo, es entonces cuando pensamos que debimos de aprovechar mejor
ciertos momentos que ya se nos han ido. No obstante esos pensamientos
desaparecen enseguida de nuestra mente, y volvemos a caer en una rutina de
añorar el pasado y esperar un futuro mejor, mientras, vamos perdiendo lo que
tenemos, lo que de verdad importa, nuestros amigos, nuestra familia, incluso a nosotros
mismos.
A menudo también las prisas de esta actual forma de vivir
nos impiden ver lo que realmente es valioso para nosotros, pero aunque a veces
lo pensamos así, no somos capaces de decir, basta, porque continuamos dentro
del círculo al que se nos ha empujado y al que le hemos permitido que nos
atrape.
Quizás nos parece que así, dejándonos llevar, vivimos algo
mejor que si nos enfrentamos a esa forma de pasar por la vida, por nuestra vida
y la de los nuestros, y claro, eso es lo
que nos han hecho creer, que no somos nada si salimos del circulo, si rodeamos
ese círculo y caminamos en otro sentido, pero no podemos deshacernos de ello
¿Verdad? La casa, la hipoteca, los niños, la escuela, el coche, el trabajo, las
compras, esperar el mes de vacaciones para “desconectar”, llegar a fin de mes
para poder volver a vivir otro mes exactamente igual, deseando que nos caiga
una lotería, o algo que nos haga vivir mejor, con más cosas, con más dinero
para gastar y volver a comprar, y mientras, continuamos en el mismo circulo que
nos han impuesto desde nuestro nacimiento y el que imponemos a nuestros hijos,
sin darnos cuenta, de la misma forma que nuestros abuelos impusieron a nuestros
padres. Es que claro, es lo que hay, es la vida que tenemos, no hay otra forma
de vivir, no la hay, tenemos que seguir al rebaño porque pertenecemos a él y si
nos salimos del grupo nos perderemos, estaremos solos.
¿De verdad pensamos eso?
¿De verdad creemos que no existe otra forma de vivir nuestra propia vida?
“Nuestra vida” y nuestros momentos…
Entonces si lo pensamos así realmente, si creemos que es lo
mejor, ¿Por qué a menudo pensamos y sentimos, que las cosas pudieran ser
diferentes? ¿Por qué pensamos y sentimos que no es eso lo que nos hubiera
gustado ser cuando éramos más jóvenes? ¿Por qué entonces aflora la duda a
nuestra mente? ¿Y por qué sólo cuando perdemos algo, “alguien”, realmente
importante para nosotros, es cuando lo sentimos realmente así y nos
arrepentimos de no haber estado más tiempo con ese ser, compañero, familiar que
se ha marchado. Pero volverá la rutina, volveremos a vivir y a ser exactamente
igual que antes, todo se olvida, incluso nuestros propios pensamientos o
sentimientos.
“Hemos dejado de ser nosotros, de pensar por nosotros
mismos, para ser y pensar como otros quieren”
Hoy he tenido una muy mala experiencia, pensé que alguien a
quién quiero se iba…no sabía que le estaba ocurriendo, pero veía como casi iba
perdiendo su hálito de vida y con ella parte de la mía.
En ese momento todo me vino a la mente, cuando lo conocí,
cuando lo acepte como amigo, los momentos vividos juntos y eché de menos y me
arrepentí de no haberlo hecho más feliz, de no haber salido más con él a
pasear, de no haberle podido dar todo lo que se merecía y mucho más, pensé que
en su corta vida no había sido muy feliz, pensé en esos minutos tantas
cosas…eso es lo que me ha hecho escribir estos personales sentimientos y
pensamientos y he querido, necesitaba compartirlo, transmitirlo a todos los que
deseen leerlo.
Quizás no os podéis imaginar que hablo de un ser muy
especial, hablo de Yaky, un perrito de casi cuatro años que recogimos con
apenas seis o siete meses. Hemos estado buscándole un buen hogar, una buena
adopción. Yaky es una mezcla de pastor con algo de podenco, es inteligente,
bueno, activo, y realmente si hoy le hubiera pasado algo me hubiera hundido
completamente, pero tiene estrella y se ha recuperado, el veterinario piensa
que ha sido un ataque epiléptico, se trabó con un alambre de un vallado e
intentó zafarse y cuando fuimos en su ayuda parece que lo había logrado y fue
entonces cuando le dio el ataque.
Estas son las cosas realmente importantes, las que queremos,
las que son importante para nosotros, estas son las cosas por las que pienso
que podemos vivir de otra forma, podemos sentir más cercanos a los nuestros, a
nuestros vecinos, podemos compartir más, podemos, si queremos, ser más felices
y hacer más felices a quienes nos rodean, a todos los seres que nos rodean y
nos importan, unos más, otros menos, pero que todos forman parte de nuestra
vida, de nuestro día a día.
No esperemos a que sea en el último momento cuando nos
arrepintamos de tantas y tantas cosas, comencemos a vivir, y no sigamos
dejándonos morir sin vivir, esperando un
futuro que no llegará si nosotros no luchamos para que llegue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus palabras siempre serán bienvenidas.
Gracias.