Existe un lugar a donde
nuestros sueños no cumplidos escapan y reposan a la espera de poder renacer
nuevamente. La mayoría de las veces se estancan en ese sitio y mueren, o
algunos marchan en busca de otros momentos y otras ocasiones. Nunca se
desvanecen del todo porque fueron creados, y todo lo que ha sido creado seguirá
estando por siempre hasta que se cumpla la condición adecuada para cumplir
aquello para lo que fue creado.
Las aspiraciones que generamos
y muchas veces idealizamos, seguirán formando para de nuestra vida aunque no se
vean cumplidas.
Normalmente son producidas en
nuestra niñez o juventud, y seguramente se deba a que aún no nos hemos
“contaminado” con ideas, costumbres, doctrinas, etc. según vamos creciendo
dejamos ¡quién sabe dónde! nuestra pureza, nuestra inocencia, nuestras
ilusiones y nuestros sueños, y llegado el momento nos vemos sometidos a una
vida marcada por un sistema incondicional que aceptamos como único, que nos es
vendido como “beneficioso, útil y conveniente”, sea cual sea la autoridad o
esté donde esté. Seguimos un camino que se nos ha marcado y del que no sabemos
o no queremos escapar, permitimos que nuestro viaje se funda con la ruta que
continúan los demás, sin preguntarnos porque debe de ser de esa forma y porque
no podemos formar nuestro propio destino.
Somos como un rebaño de
corderos, la manada debe de permanecer unida y continuar por el camino que se
le ha marcado, incluso antes de nacer, normalmente el que se sale fuera del
grupo es atraído nuevamente hacia él o sirve como alimento al lobo.
De la mima forma el 99% de nuestra manada continua el camino que se nos ha marcado, no obstante queda ese 1% que se ha atrevido a salir fuera del rebaño y a intentar cumplir esos sueños que creó en algún momento de su existencia. No importa si hay dudas, si hay miedo, si los sueños serán o no logrados, lo importante es que se han atrevido a ser diferentes, a vivir a su forma, a sentir lo que desean y a ser un poco más libres aunque sea por poco o por mucho tiempo. Lo importante es que han tomado su propia decisión y no la decisión de otros.
Serán más o menos felices, pero
lo han decidido ellos, y serán responsables de sus propios actos y de sus
propias decisiones, no tendrán que ser responsables de los actos de otros, ni
tendrán porque pagar las culpas de los demás.
La cuestión es si esto
políticamente correcto.
Mientras el miedo a los lobos
que rodean la manada siga ejerciendo su poder sobre el rebaño será muy difícil
que alguna de las ovejas se arriesgue a intentar vivir alguno de sus sueños,
quizás menos tiempo que con el rebaño, pero un poco más libres.
La cuestión es que es lo que
nosotros deseamos realmente para nosotros y para los que amamos.
La vida se nos escapa de las
manos y no nos damos cuenta o no le damos la importancia que realmente merece.
Si la muerte es el final de
todo y no existe nada más, ¿Vamos a dejarnos morir en vida también? Y si la
muerte es sólo un paso hacia algo más, ¿Por qué no aprovechamos ésta que
tenemos ahora y aprendemos de ella? ¿Por qué permitimos que nuestros sueños
mueran? ¿Por qué tememos entonces tanto a la muerte? Si existe algo significa
que no desapareceremos del todo y si no existe ¿Por qué no intentamos vivir
como realmente deseamos? Siempre con los valores que como seres humanos nos han
inculcado, creo que esos valores son una de las pocas buenas que tenemos y es una
de las cosas que más deberíamos de cuidar, de inculcar a nuestros hijos es de lo
menos que deberíamos de perder y sin embargo hoy en día parece que es lo más
que estamos perdiendo y con ello estamos perdiendo también a nuestros seres
queridos y nos estamos perdiendo a nosotros mismos como personas.
Entonces ¿Cuál es realmente el
tipo de vida que estamos llevando? ¿Hacia dónde nos arrastra la manada? No parece
que entonces sea ni tan beneficioso ni tan útil, ni siquiera algo conveniente”.
Algo falla, algo está fallando
y no queremos darnos cuenta.
* Palabras al Aire
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus palabras siempre serán bienvenidas.
Gracias.